Quinox, el angel oscuro 1: Exilio (Universo Quinox Nº1) by Carlos Moreno Martín

Quinox, el angel oscuro 1: Exilio (Universo Quinox Nº1) by Carlos Moreno Martín

autor:Carlos Moreno Martín
La lengua: spa
Format: epub
Tags: magia, angeles, demonios, batallas
publicado: 2016-12-14T00:00:00+00:00


* * *

El inspector David Dean observó la matanza que se extendía frente a él. Las calles que la rodeaban habían sido cortadas y un enjambre de periodistas revoloteaba alrededor de las cintas de seguridad. Dean bajó la mirada al suelo gris de la carretera donde descansaban los restos de las víctimas. Llovía, y el agua borraba los charcos de sangre que un rato antes impregnaban todo el lugar.

Esas personas habían sido completamente desmembradas. A unos metros de él, vio un brazo y, más allá, una pierna. A simple vista, no habría sabido decir a quién pertenecía cada miembro. Eso era trabajo de la policía forense. El suyo era investigar las razones de ese asesinato múltiple y detener al culpable.

En un callejón cercano un hombre le hizo señas para que se acercara. Richard Bryan, su compañero, le tendió una taza de café caliente en un vaso de cartón cuando Dean llegó hasta él.

—Buenos días —saludó Bryan con una sonrisa, mientras acompañaba a Dean hasta el fondo del callejón—. Tienes que ver esto.

El inspector no dijo nada. Solo bebió un sorbo del café, que ya estaba frío. Cualquier otra persona se lo pensaría bastante antes de beber o comer algo en aquél escenario, pero Dean estaba acostumbrado. Aunque tenía que reconocer que aquello era una de las cosas más duras que había tenido la desgracia de ver.

Sin embargo, cuando vio lo que Bryan le enseñaba, el poco café que había bebido pugnó por salir de su garganta. Tuvo que toser para disimular su leve arcada. El cuerpo que tenía ante él yacía semihundido en un charco. La pierna derecha estaba doblada en un ángulo extraño, rota sin lugar a dudas. Pero lo más escabroso, lo que hizo que David tuviera que dejar de beber su café fue la enorme mancha roja que empapaba el pantalón de la victima a la altura de la entrepierna.

—Sí, colega —dijo Bryan arrodillándose para examinar mejor el rostro del cadáver—. Esto le da una nueva dimensión a la expresión: “Te voy a reventar los huevos”. ¿No crees?

—¿Lo han examinado ya?

—La policía forense aún no ha llegado, pero no hay que ser un lumbreras para deducir de qué es esa mancha.

—¿Qué sabemos de las víctimas? —Dean apartó la mirada de la grotesca escena y observó el callejón. Un poco más lejos había otros dos cuerpos. Uno de ellos yacía en el suelo con la espalda apoyada en la pared. En ella, un surco carmesí resbalaba hacia el cadáver. El otro, tumbado boca abajó presentaba claros síntomas de aplastamiento.

—Uno de los que hay en la calle principal es Tyler Band.

—Band —susurró el inspector mientras se acercaba para examinar el cuerpo que estaba apoyado en la pared. El surco de sangre le indicaba que había tropezado con la pared y había resbalado hasta el suelo. Pero eso no tenía sentido. La mancha de sangre estaba a dos o tres metros de altura. ¿Qué podría haberle golpeado con tanta fuerza para enviarle tan alto y, prácticamente, reventarle con el golpe?

Al menos tenían una pista.



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